Entre buhoneros y estacionamientos quedó olvidada
la historia de la capital
Miles de personas las miran a diario pero nadie reclama; mientras el
moho, las enredaderas y el hollín se extienden por las estructuras que hoy son
el ejemplo de que la modernidad está acabando con la memoria de San
Cristóbal
Al mismo
ritmo que se construyen edificios, centros comerciales, urbanizaciones,
locales, estacionamientos y se demuelen infraestructuras donde luego
funcionarán improvisados mercados de buhoneros, se pierde la memoria histórica
y los recuerdos patrimoniales y culturales de la antigua Villa de San
Cristóbal.
Casas a punto
de caer, llenas de moho, monte y grafitis, conforman el panorama de la ciudad;
miles de personas transitan por el Centro de la capital, donde entre edificios,
aún quedan algunas de las viejas casonas de lo que fue el casco antiguo, y son
pocos quienes se preocupan de que las zonas históricas estén en ruinas; en
cambio, muchos contribuyen a su deterioro, y no son solo los transeúntes; las
autoridades, de antes y ahora, también han aportado, a punta de indolencia y
desidia, su granito de arena.
Manifiesta el
cronista de San Cristóbal, Luis Hernández, que ya para los años 50, en la época
de Marcos Pérez Jiménez, inició un proceso e intervención y transformación del
espacio físico, “el teatro Garbiras fue demolido, al igual que el primer
Palacio de Gobierno, construido en tiempos de Cipriano Castro”.
Pero la
destrucción de las memorias de la ciudad comenzó durante la celebración del
Cuatricentenario, en 1961, afirma el historiador Gustavo Gari. Para los
preparativos del aniversario, las autoridades demolieron plazas a fin de
reconstruirlas y adaptarlas a la arquitectura moderna; señala Gari que estos
sitios no debieron ser intervenidos y al modificarlos, “se perdió su
originalidad y la idiosincrasia de los pueblos”, y ahora en estas zonas pulula
la delincuencia y no hay ambiente cultural, sostiene.
Una situación
similar ocurrió cuando al ampliar la avenida Francisco García de Hevia, o la
Quinta, derribaron la primera sede propia del Salón de Lectura, allí funciona
ahora un paseo comercial; “de ahí en adelante hasta el comienzo del
viaducto, de lado y lado fueron destruidas todas las construcciones más
viejas”, no se salvó el antiguo Palacio Episcopal de San Cristóbal, en el cual
habitó el primer obispo del Táchira, monseñor Tomás Antonio San Miguel,
manifiesta Gari.
En la calle
tres, subiendo a la Séptima avenida, destruyeron gran cantidad de viviendas
antiguas, en el sitio fue ubicado el Mercado de las Pulgas; Gari señala
que estas casas eran patrimonio arquitectónico porque allí se fundó la ciudad.
En la calle 4 del Centro, desde la carrera 4 a la 5, fueron demolidas casas del
siglo 19 y hoy son estacionamientos.
El club
Táchira, construido en 1900, y anteriormente ubicado en la Séptima, también fue
destruido; según el historiador, allí se realizó una moderna construcción
de concreto y ahora es “otro centro comercial de buhoneros”.
Tampoco se
ejecutaron los proyectos que se tenían previstos; recuerda Gari que donde
estaba ubicado el emblemático edificio del Banco de Maracaibo, en la Séptima
avenida, se planteó construir la sede de la Alcaldía, o el despacho del alcalde
y las oficinas culturales de la municipalidad; en cambio, fue erigido un centro
comercial.
Los
alrededores de la plaza Juan Maldonado no han sido conservados; las casonas de
Aureliano Amaya, quien luchó en la Revolución Liberal Restauradora; la de María
del Carmen Ramírez de Briceño, heroína de la independencia, protectora y amiga
del Libertador en su estadía en el Táchira, y en cuya vivienda pernoctó Simón
Bolívar; junto a otras antiguas casas, fueron demolidas, convertidas en
estacionamientos, en talleres y hoteles.
“Priva el
mercantilismo y parece que fuera más importante hacer otro centro comercial sin
ningunas condiciones de orden, ni técnico, ni social, en vez de conservar una
construcción emblemática de la ciudad”, resalta Gari; y pregunta “qué queda de
esa zona histórica, qué dicen las autoridades, qué dice la Cámara Municipal”.
PREOCUPACIÓN
DE VIEJA DATA.
Ha sido la recuperación del patrimonio histórico de
San Cristóbal; sostiene el cronista Luis Hernández que desde 1970, el
arquitecto Eduardo Santos Castillo planteó la necesidad de hacer estos trabajos
que a la final no se ejecutaron.
También,
expresa Hernández, han creado comisiones de patrimonio, mas no han tenido
fortaleza suficiente; la recuperación del casco histórico aún es una materia
pendiente, las intervenciones han sido pocas y hasta ahora la más evidente es
la restauración del Ateneo del Táchira.
“No ha habido
ningún criterio de preservación de la infraestructura antigua”, dice Hernández,
y el problema no son solo las autoridades, se trata de la sociedad. Tanto
Hernández como Gari coinciden en que en vez de más políticas, es necesario
entender el valor histórico de esas zonas y preocuparse por su
preservación; de no ser así ¿qué quedará de la historia de San Cristóbal?
comentario:
desde hace unos años el centro cívico de san cristobal se ha plagado por el
comercio informal (buhoneros), los cuales obstaculizan el trafico, las aceras.
aparte de todo genera mas basura, sin olvidar que las fachadas de los edificios
mas antiguos de la zona están deplorables condiciones. todo esto ha llevado al
aumento de inseguridad, colapso de trafico, lo conveniente es que las
autoridades pertinentes tomen en cuenta esta problemática.
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